miércoles, 22 de julio de 2009

Los Aforismos de Zürau de Franz Kafka





Por: Javier Moreno

Este libro que nos presenta Sexto Piso constituye una relativa novedad editorial pues podemos encontrar una recopilación de los mismos textos en el volumen III de las obras completas a cargo de Galaxia Gutenberg, incluidos dentro del apartado de escritos póstumos. No puede hablarse sin embargo de redundancia ya que Sexto Piso apuesta por una edición donde los aforismos convenientemente espaciados cobran una nueva dimensión. El lector dispone así del remanso necesario que exige la escritura semánticamente intensísima de estos aforismos elaborados por el escritor checo en la primavera de 1918, durante su estancia en el pueblecito de Zürau con el fin de recuperarse de los incipientes síntomas de tuberculosis.
A los aforismos acompaña un prólogo y un epílogo del prestigioso editor y escritor italiano Roberto Calasso que nos ayuda a ubicar estos retazos dentro del contexto de la obra kafkiana, al tiempo que aporta alguna de las claves que pueden guiar su interpretación y su lectura. Como ocurre casi siempre que se habla de aforismos es difícil ubicar genéricamente el conjunto de estos textos. Aforismo, apólogo, pecio... son otros tantos nombres con los que catalogar la casi siempre inapresable escritura aforística que por su concisión y brevedad acaba cayendo en el cul de sac del aforismo, casi como reductio ad absurdum del resto de géneros literarios. Ciertamente podemos encontrar en estos fragmentos un poco de todo aunque si -siguiendo a Cacciari- el aforismo, como denota su etimología (apo-horizein) consiste en un poner límites, en un circunscribir súbito y luminoso (el aforismo sería así como un radiante claro en la espesura del bosque, un claro donde instalarse y desde donde contemplar el paisaje), entonces de inmediato debemos suscribir la naturaleza aforística de esta escritura kafkiana donde quizás el paisaje a contemplar sea tanto el mundo como su propia obra. Pero para Kafka ese paisaje que nos envuelve tiene algo -o mucho- de siniestro. A propósito de ambas cosas, del traer a la luz y de lo siniestro, quizás lo mejor sea atender a uno de los aforismos de Kafka, el que lleva el número 63:
Nuestro arte es un estar deslumbrado por la verdad: lo único verdadero es la luz en el rostro monstruoso que retrocede.
Efectivamente, muchos de estos aforismos sirven como atalayas desde las que contemplar en perspectiva buena parte de la obra del autor. Si la escritura aforística ha de entenderse como una escritura fragmentaria, como un campo de vectores que orienta y dirige diversas líneas de fuerza, de sentido, entonces podemos contemplar estos 109 aforismos como limaduras que guardan entre sí ímpetus solidarios. El Paraíso, lo Indestructible (para Calasso única nominación de lo divino por parte de Kafka), el Bien, el Mal, la libertad, la verdad, la mentira... son los motivos, las constantes de una ley a la que parece obedecer una escritura en apariencia errática. Más aún cuando muchos de los temas que aparecen en los aforismos se entrecruzan, son iluminados -o ensombrecidos- los unos a la luz -o las sombras- de los otros. Así ocurre con el Paraíso y lo Indestructible (si nuestra condición adánica era indestructible, entonces todavía debemos seguir disfrutando de ella; si era destructible, entonces no merecía la pena -parafraseo voluntariosamente uno de los muchos razonamientos de Kafka-), con la Verdad y el Bien (o sus opuestos, la ficción y el Mal)... El alma de nuestro autor parece desgarrada entre pares de opuestos que no admiten síntesis posible. La mezcla de agonística heraclítea y de razonamiento eleático (en el sentido de desvelamiento lógico de la paradoja) llega a su máximo apogeo cuando en el aforismo 80 nos dice:
La verdad es indivisible, por tanto no se puede reconocer a sí misma; quien la quiera reconocer debe ser mentira.
La luz de la que hablábamos antes a propósito del aforismo es otro de los elementos recurrentes. Sólo una luz de una gran potencia sería capaz de disolver el mundo, objetivo quizás encubierto (revelado sin embargo en la escritura secreta del aforismo) de toda la obra kafkiana. El método a seguir para lograr esta disolución es asimismo kafkiano por antonomasia. Él mismo nos lo revela en el último de sus aforismos:
No es necesario que salgas de la casa. Quédate a tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, sólo espera. Ni siquiera esperes, quédate en absoluto silencio y soledad. El mundo se te ofrecerá para que lo desenmascares, no puede evitarlo; arrobado, se retorcerá ante ti.
Solamente lamentar que la traducción del alemán de Claudia Cabrera añada una oscuridad artificial a estos textos de Kafka, la mayoría de los cuales se ven privados de la depuración y la naturalidad que sí encontramos en la edición de Galaxia Gutenberg.

FUENTE: AFORISMOS DE ZüRAU DE FRANZ KAFKA Publicado el 24/06/06 por Javier Moreno, http://www.deriva.org/articulos/articulos.php?ID=242



ALGUNOS FRAGMENTOS DEL TEXTO

…19. No dejes que el Mal te confunda y creas que puedes tener secretos para él.

20. Unos leopardos penetran en el templo y beben de las copas sagradas hasta vaciarlas del todo. Este he¬cho se repite una y otra vez. Finalmente se hace previsi¬ble y se convierte en parte de la ceremonia.

21. Con la misma firmeza con que la mano sostiene la piedra. Pero la mano la sostiene con tanta firmeza para lanzarla más lejos. No obstante, el camino condu¬ce también por esa distancia.

22. Tú eres la obra, ningún discípulo hasta donde la vista alcanza.

23. El verdadero enemigo te transmite un valor sin límites.

24. La fortuna de comprender que el suelo sobre el que permaneces no puede ser más grande que los dos pies que lo cubren.

25. ¿Cómo puede alguien alegrarse por el mundo excepto cuando se huye hacia él?

26. Los escondites son incontables, la salvación es una; pero posibilidades de salvación hay tantas como escondites.

Hay una meta, pero ningún camino. Lo que lla¬mamos «camino» es duda.

27. Nos ha sido impuesto hacer lo negativo, hacer lo positivo ya nos ha sido dado.

28. Cuando alguien ha dado cabida al Mal en su in¬terior, ya no reclama más que se le crea.

29. Los pensamientos secretos con los que permites la entrada del Mal en tu interior ya no son tuyos, sino del Mal…

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