jueves, 5 de agosto de 2010
POESÍA DE LIVIA MEDINA
Nota: Siempre he dicho que todos somos poetas; pero siempre hay uno que se atreve no sólo a serlo, en su esencia de vida, sino a dejarlo por escrito. Cuando eso ocurre, estamos ante la poesía y por ende ante la copa llena de un poeta. La profesora Livia Medina (Guanare, UEN. José V. de Unda), es una de esas luces poéticas que siempre han brillado pero que, por su exceso de humildad, no se atreven a mostrar lo escrito y cuando aparece, se da el gran salto: de ser lucecita brillante a un Sol resplandeciente repleto de palabras…Hoy regamos con la poesía de Livia, un acercamiento a la voz de una creadora tan cristalina y brillante como las gotas de rocío que cubren nuestros campos en las mañanas…
AUSENCIA EN TRES TIEMPO
I
La mañana no amaneció tan fresca como siempre, había más bien algo de calor pegajoso que hacía sentir sucia la piel como si esa suciedad viniera del alma.
La puerta se cerró detrás de él, quien se marchó sin mirar, sin decir adiós, con un dejo de tristeza, mezclado con el orgullo. El fantasma del abismo se estaba formando otra vez entre los dos.
La casa, así sola, sin ruido que le den vida, no es un hogar, es un encierro, una cárcel para estas ansias de libertad, estas ganas de vivir…pero también está la soledad, fiel compañera que aconseja, que ayuda a volar al encuentro de una libertad imaginaria donde se puede ser viajero sin limite ni barreras, ni siquiera traumas que corten el destino que se ha soñado.
En esta soledad, sueño y en mi sueño quisiera ser un ave y descansar en la libertad de mi vuelo, ser la alegría del viento, susurrar de la noche, mil sonidos suaves, sin atajos, sin cadenas…un simple suspiro, tan breve y fugaz extasiando el alma sencilla y pura.
No se que hacer con esta soledad, te busco y no te encuentro, no está tu olor y el recuerdo está difuso, tan débil que duele muy adentro.
¿Qué sentido tiene sentirse así, con un vacío que llena el alma y agrieta la piel?.
Quiero limpiar mi cuerpo, bañarlo de tus aguas, secarlo con la brisa de tu mirada y no sentir esta suciedad que enloda el pensamiento.
Quiero sentir tu océano recorrer mis venas, buscando el epicentro de mis sentidos. Sentirme bautizada por la esencia de tu ser. Quiero sacarte de mis sueños, darte corporeidad en mi pequeña realidad, poder palparte y correr dentro de ti hasta encontrar la razón de esta angustia, de esta pesadez…
No es la soledad la que me duele…es tu ausencia la que me lastima.
II
No puedo hablar tan francamente como antes lo hacía…no hay un oído que escuche atentamente lo que digo ni un alma que comprenda lo que siento. No hay una mirada que me acaricie prodigando cariño.
Sólo estoy yo y esta casa vacía…asfixiante y fría que no siento mía, que me amarra con manos invisibles, quitándome la voluntad y las ganas de volar..
¿Dónde estas?...Quiero encontrarte…Quiero morir, viviendo en ti, nacer en tu cuerpo, santificarme con tu savia, vivificarme en tu mirada, adorada por tus manos. Quiero que tu esencia sea mi esencia; mi culminación, tu inicio; mi creación, tus ganas.
III
Día frío y lluvia incesante, queriendo estar en la tibieza de tu abrazo, en el calor de tu ternura.
Tu ausencia aun persiste en mí como huella grabada a fuego vivo en la piel.
Los sueños van y vienen y solo queda la soledad, única pasajera en el barco de mi alma, anclado en este cuerpo que ya no vive, que se agrieta y clama por un poco del agua que brota de ti…
¡La conformidad me está matando y me entierra tu ausencia!
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